La verdad es que no me parecían tantos días, no me da la sensación de haber estado en casa 25 días. De estos, solo he cogido la moto un día para ir a comprar comida, pensé que si puedo ir en coche, también me moto. Fue una sensación extraña, ilusión pero a la vez de soledad, sin coches. Incluso me parecía que estaba haciendo algo mal.
He bajado al garaje, allí estaba Lilette, triste, apagada. Lo primero que haremos en cuanto esto acabe es cambiar sus zapatos. Le pondremos unos bien bonitos, cómodos, que nos lleven a donde tengamos que ir.
